Pánico y Sudor en el Club Miel.

Todo comenzó entre semana cuando Pame Diez Cometas llamó para decirme que el jueve tocaba Pánico en el Club Miel (El nuevo reducto ondero subte”Si algo es ahora subte” de la capital donde puedes bailar desde reggaeton hasta Radiohead pero separados por un muro que contiene todos los códigos que diferencian a los niños laca de los niños tristes), yo que hace bastantes años me había quedado con las ganas de sentir Pánico compre inmediatamente la moción. Exactamente a las 9:30 Jack Revolver y Diez Cometas pasaron por mi al depa, donde bebimos unas beer para anestesiar el maldito calor del verano en Santiago. A las diez y recordando añejos tiempos tomamos el resto de cerveza en la calle Irarrázabal, hasta donde llegamos por error y caminamos a paso perdido en dirección sur esperando encontrar Bilbao, plop, todo por culpa de la Pame que de seguro se había montado en una de sus diez colas incandescentes con rumbo desconocido. Jack al borde de la histeria, hizo parar a un taxista y le dijo llévenos al Club Miel como si se tratara del Palacio de la Moneda ¿y que es eso? Nos preguntó el taxista, mirando por el retrovisor el par de chicas haber si éramos señoritas de un cafetín porno o de un topples, como el sitio más que recordar a Winnie the Pooh

trae a la mente la sugerente imagen de mujerazas o hombrones lamiéndose, puse mi mejor cara de colegio de monjas “juro que la aprendí desde chica para evitar retos”, el hombre entendió que no se trataba de eso y pregunto en pleno Bilbao a un tipo que había sacado a cagar en la plaza a su perro, en el mismo pasto que uno después pretende pasar horas de ocio! Amo a los perros pero no a sus despreocupados amos!, lo cierto es que el sujeto apunto hacia la esquina siguiente y allí estaba, el antiguo teatro Italia convertido en pasarela de las más vistosas arquitecturas humanas, con diseños comprados en pequeñas tiendas independientes y cortes de pelo que superan con creces a los caballeros del zodiaco. Como la cosa iba lenta partimos en busca de un bar, llegamos al E!, así E! a secas y por poco convierten a Diez Cometas en portada de le revista Vogue, un trío de engrupidos publicistas que de seguro no encuentran mejor forma de entablar conversa que pidiendo fotos de book a las chicas presentes! What?. Llegó la hora a la una y media ingresamos a la olla a presión y tocaba Ganjas, como ya el trote no nos da para tarapaqueño y el laburo nos tiene con sueño a la una, las canciones pegas (pero muy bien tocadas) de los Ganjas me dejaron en el paradero que siguió a la bajada de Page y Plant, volá como chancho pero sin marihuana fumada sino respirada, sumado al sueño y a las burbujas en mi cabeza, llegó por fin el turno para la finísima Carolina Tres Estrellas y para la energía casi quinceañera de Eddie Pistolas, por díos, luego me calme y con algo de envidia, más bien mucha me dije, claro es que él no ha estado trabajando todo el día corriendo de aquí para allá produciendo weas, haciendo entrevistas y pastando frente al PC, pura rabia el loco tiene un don y ya! Tiene el cuello de goma y yo la boca pintada de rubí! Bailando entre Jack y Pame, quienes fans declarados se conocían las canciones de los 90’ a precisión, cantaban Miss intoxic y yo disfrutando de la good music, más que del buen sonido, un tipo con cara de marroquí peleaba con las perillas y hasta mitad de concierto casi no entendí a Pistolas ni media palabra! Pero aseguro que me lo bailé todo, me gustaron las gotas de punk, electrónica y sicodelia revueltas en una pipeta de humor irónico, todo para acabar literalmente haciéndole caso a Eddie, y lo transpiramos todo wey!. No diré en que condiciones me dejaron en el depa no por borracha sino por aturdida de cansada, no venía blablabisando alegre, no me pegue cantando un tema, me eché en el taxí y espere que Revolver y Diez Cometas me tocaran el hombro para decirme que la noche había acabado y que debía ascender hasta el piso ocho para echar mi humanidad a descansar!